Rüdiger Nehberg

Me enteré de la muerte de Rüdiger Nehberg durante el primer confinamiento de 2020. Tras profundizar en los detalles de la noticia, sentí alivio o, mejor aún, alegría. Os dejo que penséis que soy un desalmado durante unos instantes… y ahora, por favor, seguid leyendo. Rüdiger Nehberg murió de viejo, a un mes de cumplir 85 años. Para un hombre que hizo de jugarse el pellejo un modo de vida, morir de viejo ha sido su mayor éxito. 

Rüdiger en «su salsa» (foto tomada de un obituario)

Rüdiger, o Ruediger como también firmaba, simultaneó el oficio de pastelero en su Alemania natal con la práctica de técnicas de supervivencia. Literalmente, después de preparar tartas de merengue, salía a almorzase un gato atropellado en la carretera o algo peor. Remontó el Nilo Azul con medios rudimentarios enfrentándose a toda clase de peligros, incluido el ser humano (uno de sus compañeros de viaje murió allí tiroteado). El revólver que luce en algunas fotos no es de atrezzo. Cruzó en solitario varias veces el océano Atlántico… vale, mucha gente también lo ha hecho. Pero él, en su primera travesía, utilizó un hidropedal, y para la segunda, navegó en una balsa de troncos. Atravesó a pie el Desierto de Danakil y convivió con tribus indígenas de varios continentes. Entre ellas, los Yanomami, que lo aceptaron como uno más de ellos. Y él, por su parte, empleó su fama para luchar por los derechos de las tribus. Porque Herr Rüdiger Nehberg fue también un destacado activista, sobre todo en las últimas décadas de su vida, fundador de una ONG para contra la mutilación genital femenina (vedlo aquí en charla TEDx). Si queréis saber más sobre la vida de Sir Vival, mirad para empezar este post de Un extremeño en el Ártico. Más información en su propio blog, sólo si domináis el alemán, y por supuesto, sus libros, muchos de ellos traducidos.

Su best-seller: todo lo que hay que saber de supervivencia, aderezado con sus aventuras.

La primera vez que supe de la existencia de Rüdiger Nehberg fue a comienzos de los años 80. Le dedicaban un pequeño reportaje en la televisión donde salía mostrando técnicas de supervivencia en un bosque alemán con una meteorología adversa. Me impresionó que no necesitara ropa (lo que no llevas no se moja) y que su mochila consistiera en un armazón uniendo dos grandes bidones de plástico con tapón de rosca (para que evitar que se moje el contenido). Por aquella época, mi hermano trajo a casa el Manual del Aventurero y su lectura me inspiró distintos “entrenamientos” con los que prepararme para situaciones difíciles. Salía a correr descalzo por pedregales en El Cañarico, entre otras cosas, quizás aún más extrañas, que han terminado influyendo en mi carácter y lo que soy ahora.

No menos interesante que la «primera parte» pero más específico.

Han pasado muchos años desde que yo quería ser como Rüdiger Nehberg, o como Miguel de la Quadra-Salcedo (que, por cierto, murió también con 84 años), perderme por la Selva del Amazonas o cualquier otro lugar inhóspito y volver para contarlo. Quizás no lo deseé con suficiente intensidad, tal como predica San Paulo Coelho. Así que las cosas fueron por otros derroteros: hice de las Matemáticas mi modo de vida, y mis viajes o aventuras no tienen nada de “extremo”. Pero me queda la nostalgia de un mundo donde los viajes no eran fáciles y no existían los móviles para sacarte de aprietos. Esa nostalgia es la que, para mí, representa la foto borrosa que encabeza todas las páginas de mi web: sentado en una valla, tenía 22 años, y nunca había estado más lejos de casa, ni del mar. Detrás, la selva de Paraguay, al noreste de Asunción, salpicada de lapachos en flor (que no se aprecian). Selva que se continúa, detrás del horizonte de la foto, en el Mato Grosso brasilero… y mucho más allá, está el Gran Río de las Amazonas.

En un mundo globalizado, los viajes nunca volverán a ser así…

Descansa en paz, Rüdiger Nehberg. Te lo has ganado.

2 opiniones en “Rüdiger Nehberg”

  1. Hola Matías, soy Elisa, tu compañera de bachillerato.
    Me alegra mucho ver tu blog. Enhorabuena. Has conseguido perpetuar ese espíritu aventurero y esas ansias de conocimiento que siempre tuviste y que trasmitidas a los demás. Bravo.
    Un abrazo.

    1. Hola Elisa ¡Qué sorpresa! Para algo bueno tenía que servir esto de poner un blog… Muchas gracias por tu comentario, que no voy a replicar… Ya hablaremos de lo que hemos hecho en todos estos años por una vía más adecuada. Un abrazo!

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