Ecuaciones diferenciales

El propósito de este post es dar una idea de esta importante herramienta matemática, lo qué significa y sus aplicaciones. Desde un punto de vista técnico-didáctico, tratar de explicar las ecuaciones diferenciales a un público general es meterse en un jardín del que difícilmente se podrá salir airoso. Pido a mis lectores que, llegado el momento, sean capaces de desligar la divulgación del entretenimiento en lo que sigue. Parafraseando a Euclides, no hay un camino fácil en Matemáticas.

Los ingredientes

Antes de explicar en qué consiste una ecuación diferencial es necesario especificar las nociones matemáticas involucradas. Realmente lo que voy a hacer aquí es recordar a mis lectores cosas que ya saben porque forman parte del curriculum obligatorio de matemáticas.

Ecuación

Ecuación significa igualdad entre cantidades resultantes de diferentes operaciones, simplemente. Lo que ocurre es que, normalmente, se reserva el nombre ecuación cuando la igualdad contiene algún término desconocido: la incógnita, representada habitualmente con una letra. Cuando esto ocurre, el objetivo es resolver la ecuación, es decir, calcular los valores que puede tomar la incógnita de manera que la ecuación sea cierta, si es que existe alguno. Por ejemplo, la ecuación x2+5=6x es cierta únicamente cuando x toma los valores 1 o 5. Podemos considerar ecuaciones con más variables, pero si queremos llegar a una solución determinada, como regla general se necesita el mismo número de ecuaciones que de incógnitas. Para ilustrar esto, planteamos un sencillo problema: en un corral hay conejos y gallinas, habiendo en total 10 animales y 28 patas ¿Cuántos animales hay de cada?

Función

Si los problemas matemáticos se redujeran simplemente a averiguar valores numéricos, como resolver ecuaciones del tipo descrito en el apartado anterior, no tendría sentido mi profesión. Por fortuna, especialmente para mí, las matemáticas operan con nociones más complejas. La relación entre cantidades numéricas variables (de ahora en adelante, simplemente variables) se describe por medio de una función. Por ejemplo, la variación de temperatura en Murcia a lo largo del día (o año) es una función, siendo las variables temperatura y tiempo. Más aún, podemos introducir otras variables, como la posición (a través de coordenadas, geográficas o geométricas), y examinar como varía la temperatura cuando nos movemos a otro lugar. De esta manera podemos ver la temperatura como una función del tiempo y la posición. Con frecuencia, se identifica una función f con su gráfica y=f(x).

Cálculo diferencial

Para el estudio de las funciones se han desarrollado herramientas específicas. Una de ellas es la derivación, que es un procedimiento por el cual a una función se le asigna otra función, llamada su derivada. Si la función es f su derivada es denotada f’, aunque por abuso de lenguaje escribimos y’. La derivada de una función proporciona información sobre la variación de ésta. Una interpretación intuitiva de la derivada es que expresa la velocidad con la que la función crece o decrece, según sea positiva o negativa. Por ese motivo, cuando la función alcanza un máximo o un mínimo, la derivada se anula en él. En efecto, máximo o mínimo representan la transición entre crecimiento y decrecimiento para la función, así como el cero la frontera entre los números positivos y negativos. Los lectores con conocimientos más avanzados podrían discutirme lo dicho hasta ahora, pero las matemáticas tienen recursos para extender la validez de las afirmaciones hasta extremos insospechados.

¿Qué es una ecuación diferencial?

Una función podría ser la incógnita en una ecuación. Por ejemplo, si queremos saber qué forma adopta una cadena suspendida por sus extremos, esta forma puede ser descrita con una función. La ecuación diferencial, que no intentaremos calcular aquí, resulta de aplicar las leyes del equilibrio estático a la cadena. En principio, una ecuación cuya incógnita es una función se llama ecuación funcional. Si la ecuación puede ser escrita en términos de una relación entre la función desconocida y su derivada (o derivadas de órdenes superiores) se llama ecuación diferencial. Por ejemplo, y’ = F(x, y), donde y es la función incógnita, x la variable independiente, y F una fórmula que contiene a ambas . El problema de la cadena colgante involucra en su planteamiento una integral de la función desconocida, pero una sencilla manipulación lo reduce a una ecuación diferencial de segundo orden, es decir, una relación entre la función incógnita y sus derivadas primera y segunda.

Al igual que existen métodos para resolver ecuaciones algebraicas sencillas, hay procedimientos para resolver ecuaciones diferenciales suficientemente sencillas. Podría decirse que los casos para los que una ecuación diferencial ordinaria de primer orden se resuelve explícitamente se cuentan con los dedos de la mano. Por este motivo, las aplicaciones, más o menos relacionadas con la realidad, se suelen repetir de unos libros a otros y algunos problemas son incluso famosos, como el de la máquina quitanieves: Una mañana comienza a nevar, de manera uniforme y continuada. A las 12 del mediodía una máquina quitanieves sale a limpiar la carretera. Si la máquina recorre durante la primera hora de trabajo dos kilómetros y solamente un kilómetro durante la segunda hora ¿a qué hora comenzó a nevar? (ver la solución en el libro de mi antiguo profesor Manuel López Rodríguez, Problemas resueltos de ecuaciones diferenciales, Thomson 2006).

Un ejemplo

Llega un momento en el que hay que mojarse: no se puede escribir un post sobre ecuaciones diferenciales sin mostrar una de ellas. Elegiremos una muy sencilla: y’ = k y, donde k es una constante. Es decir, buscamos una función f(x) positiva cuya derivada satisface f’(x) = k f(x). Notemos que no hemos especificado si la constante k es positiva o negativa, pues de ello dependerá que la solución sea creciente o decreciente. Sin embargo, ello no altera el aspecto formal de las soluciones. Quien conozca la teoría elemental de derivadas observará que la función f(x)=ax satisface la ecuación si k=ln(a) (logaritmo natural o neperiano). Más aún, dicha función multiplicada por una constante sigue satisfaciendo la ecuación diferencial, es decir, cualquier función de la forma f(x)= c ax, siendo c un número real (y positivo, para satisfacer nuestro requerimiento inicial). Notemos que con esto podemos encontrar una solución de la ecuación que satisfaga una condición del tipo y(x0)= y0.

Ejemplos de funciones exponenciales crecientes (Wikipedia).

Aunque sencilla, la ecuación anterior es muy interesante porque sirve para resolver varios problemas. Por ejemplo, describir el crecimiento de un cultivo celular o la desintegración de un material radiactivo. En efecto, en ambos casos la tasa de crecimiento (o decrecimiento) es proporcional a la cantidad de sustancia presente (número células o masa del material radiactivo) que es lo que expresa, simplemente, la ecuación y’ = k y. Otra interpretación de la misma ecuación viene del problema siguiente: ¿Qué forma debe tener la concha de un animal para que siempre mantenga la misma forma mientras crece por un extremo? Obviamente, pensamos en los moluscos (el crecimiento de la concha de las tortugas no satisface la hipótesis). Este problema, interpretado en coordenadas polares, conduce a la misma ecuación r’ = k r, que geométricamente significa la constancia del ángulo entre la curva y las rectas radiales que parten del origen. La representación de la función exponencial en coordenadas polares es la llamada espiral logarítmica descubierta por Jakob Bernoulli y que mandó grabar en su tumba con el epitafio eadem mutata resurgo.

Espiral logarítmica… modelización matemática de los caracoles (Wikipedia).

Los teoremas

¿Qué ocurre cuando una ecuación diferencial no puede resolverse de manera explícita? Según lo dicho antes, nos encontramos en el escenario más probable. Quizás no nos interese saber la solución con todo detalle, sino conocer algunos aspectos de ella. Para ello, lo primero es estar seguros de que la solución, aunque «incalculable», existe. Después, saber si, fijadas las condiciones a satisfacer por la función incógnita, la solución es única (por ejemplo, para y’ = F(x, y) podemos tomar y(x0) = y0). De lo contrario, poco sentido tendría hacer previsiones sobre su comportamiento. Esta incertidumbre queda resuelta gracias a los llamados teoremas de existencia y/o unicidad que nos garantizan el poder trabajar con la solución de una ecuación diferencial sin necesidad de tenerla explícitamente.

Los llamados teoremas de punto fijo tienen aplicaciones a la existencia de soluciones de ecuaciones diferenciales.

Demostrar que un problema tiene solución sin resolverlo es una de las características de las Matemáticas superiores que más sorprenden a los legos. Pondré un ejemplo sencillo para ilustrar esto. Consideremos la afirmación “existe un número real positivo x cuyo cuadrado es 3”, en otras palabras, existe la raíz cuadrada de 3. Tal número x , si existe, debería de estar entre 1 y 2, ya que sus cuadrados 1 y 4 comprenden al 3. Por el mismo motivo, x debería estar comprendido entre 1.7 y 1.8, pues sus cuadrados son, respectivamente 2.89 y 3.34. Siguiendo de esta manera, obtendríamos una sucesión de cifras decimales tras el 1 inicial: 1.7320508075… Con la propiedad de que cortada a cualquier altura y sumando 1 al último dígito del número resultante, define dos números racionales entre cuyos cuadrados se encuentra el al 3. Omitiendo alguna sutileza matemática, resulta que la sucesión de cifras anterior 1.7320508075… define un número irracional cuyo cuadrado es 3, el deseado x. Pues bien, las demostraciones de existencia para ecuaciones diferenciales son similares: se obtiene como límite de una sucesión de «soluciones aproximadas».

Página del libro «Ecuaciones diferenciales y cálculo variacional» de L. Elsgoltz, MIR 1969.

¿Qué entendemos por solución aproximada de una ecuación diferencial? Hay varias formas de proceder, pero quizás la más intuitiva sea la «discretización» que consiste en lo siguiente (aplicado a una ecuación de primer orden). La variable independiente tomará una cantidad finita de valores x0, x1, x2 espaciados por una distancia h (es decir, h= x1 – x0 = x-x1). Los valores correspondientes de la función a determinar serán y0, y1, y2 (sólo y0 es conocido por ser condición inicial). La derivada en un punto xn será sustituida por la expresión (yn+1yn)/(xn+1xn) = (yn+1yn)/h, que de acuerdo con la ecuación diferencial se puede expresar en términos de xn e yn. En consecuencia, yn+1 puede ser calculado a partir de yn, ya que xn = x0 + nh no tiene inconveniente. Partiendo de y0 se calcularán sucesivamente y1, y2, y3… Lo que puede verse como una línea quebrada con nodos en los puntos (xn, yn), que aproxima a la solución verdadera, mejor cuanto más pequeño sea h.

Sistemas dinámicos

Al final de la sección anterior hemos alcanzado el zenit de dificultad técnica del post. A partir de aquí seremos más cualitativos. Una ecuación diferencial, sea del orden que sea, puede reducirse a una ecuación de primer orden haciendo que la función incógnita tome valores vectoriales (tradicionalmente llamado sistema de ecuaciones diferenciales). Aunque esto puede parecer una enorme complicación práctica, desde el punto del vista teórico se gana en simplicidad. Más simple resultará si, además, la variable independiente no aparece explícitamente. De esta manera, la evolución de una solución dependerá solamente de por dónde pasa y no de cuándo lo hace (es habitual identificar la variable independiente con el tiempo en la discusión de sistemas de ecuaciones). A este tipo de ecuaciones vectoriales que no contienen la variable independiente «t» se les llama sistemas dinámicos (o autónomos): si la variable independiente se identifica con tiempo, la variable vectorial incógnita representa movimiento: de ahí el nombre. Una forma muy adecuada de pensar en un sistema dinámico es el mapa de vientos de la predicción meteorológica: según donde te encuentres, se te empuja en una cierta dirección y con una determinada velocidad.

Mapa de vientos… así se ve un sistema dinámico en dos variables. Un globo, por su gran rozamiento frente a muy poca inercia, seguiría una trayectoria solución del sistema (fuente INM, a través de tiempo.com).

Naturalmente, las ecuaciones del movimiento de un sistema mecánico (masas unidas por palancas, bisagras, muelles… o fuerzas a distancia) pueden ser escritas en forma de sistema dinámico. Sin embargo, al ser la segunda ley de Newton, de hecho, una ecuación diferencial de segundo orden, la reducción a un sistema de primer orden implica duplicar el número de variables espaciales (grados de libertad). La manera más sencilla de hacerlo es considerar las velocidades junto con las posiciones, dando lugar al llamado espacio de fases. En el espacio de fases usado en Mecánica Analítica están representadas variables de posición, no necesariamente cartesianas, y sus variables conjugadas, que no siempre se corresponden con velocidades. Este punto de vista arroja resultados sorprendentes, como el siguiente descubierto por Henri Poincaré: un sistema confinado en el espacio y que no pierde energía, volverá, con precisión arbitraria, a su posición inicial infinitas veces.

¿Determinismo?

A lo largo de la Historia han aparecido religiones y doctrinas filosóficas que afirman que el futuro está completamente determinado y, por lo tanto, niegan el libre albedrío. Curiosamente, el libre albedrío estuvo también en cuestión por parte de la Ciencia y, en ello, las ecuaciones diferenciales jugaron un papel relevante. Las Leyes de la Mecánica reducen el problema del movimiento de un sistema de masas interactuantes a ecuaciones diferenciales mostrando que la evolución del sistema está determinada a partir de las posiciones y velocidades iniciales. El universo entero es un sistema de masas en interacción, por fuerzas gravitatorias y electromágneticas, gobernado por la Mecánica newtoniana; la Química se reduce a la mecánica de las moléculas animadas por fuerzas electromagnéticas; la Biología se reduce al estudio de la Química Orgánica; finalmente, el pensamiento son impulsos electroquímicos en una estructura, el cerebro, que, aunque compleja, se reduce a una cantidad finita, aunque enorme, de átomos. Somos pura química: la ingesta de ciertas substancias puede cambiar nuestro estado de ánimo, por no decir más cosas.

Pierre-Simon Laplace, retratado con los honores que le concedió Napoleón.

El hecho de que el que la evolución del universo con todo su contenido pueda reducirse a unas pocas leyes tuvo consecuencias importantes en nuestra visión del mundo. Cuando Laplace presentó su gran obra sobre Mecánica Celeste a Napoleón, el emperador le hizo una observación: «Me cuentan que en esta gran obra sobre el universo no menciona al Creador en ninguna parte.» El matemático le replicó: «Sire, no he necesitado de esa hipótesis.» Si Dios ya no era necesario para gobernar el universo ¿seguiría siendo necesario para crearlo? Aparentemente, lo único que nos impide hacer una predicción certera sobre el futuro son dos detalles nimios: (1) conocer la posición y velocidad de cada partícula del universo en un instante dado; (2) resolver un sistema de 2n ecuaciones diferenciales, siendo n el número de partículas del universo. Sin embargo, aunque todo esto sea irrealizable en la práctica, no excluye la validez del teorema de existencia y unicidad que nos dice que sólo hay un resultado posible: el libre albedrío no existe… ¿o sí?

Sensibilidad, caos y desorden

El que hayas leído mi post hasta aquí es una decisión tuya, personal y consciente, que no tiene absolutamente nada que ver con la posición de las partículas del universo hace un par de horas. Podemos señalar varios errores en los argumentos de la sección anterior. El primero es que el modelo matemático es una idealización de la realidad tanto o más como Las señoritas de Avignon representa un grupo de mujeres. En segundo lugar, es sabido que la solución de una ecuación diferencial, en general, depende continuamente de las condiciones iniciales. Esto quiere decir que con valores iniciales parecidos se tendrán una soluciones próximas sobre intervalos prefijados de la variable. Sin embargo, si no se mantiene la variable confinada en un intervalo, podría observarse una tremenda divergencia entre dos soluciones por próximas que comiencen (sensibilidad respecto a las condiciones iniciales). Gracias a eso, el resultado de lanzar una moneda al aire se puede considerar un suceso aleatorio.

Péndulo doble construido por el autor para la Semana de la Ciencia (Murcia, noviembre 2023). En YouTube hay vídeos de péndulos que funcionan mejor y durante mucho más tiempo 😕

No obstante, en sistemas en una o dos dimensiones el comportamiento cualitativo de las soluciones no cambiará. Por ejemplo, un péndulo sencillo siempre oscila periódicamente, aunque cambie la frecuencia de dichas oscilaciones. Pero a partir de tres dimensiones pueden aparecer diferencias substanciales que afectan a la predicibilidad del sistema y que reciben el nombre caos, también conocido como efecto mariposa (una descripción poética puede escucharse en este enlace). Por ejemplo, un péndulo doble goza de dos grados de libertad, así que su espacio de fases tiene cuatro dimensiones… el caos está garantizado. Además de eso, en los sistemas con un gran número de partículas hay una componente estadística que debe ser adecuadamente tratada. Esto es el objeto de la Mecánica Estadística, donde los sistemas no evolucionan por la inercia, sino hacia estados con mayor probabilidad. Una baraja de cartas está bien ordenada de una sola manera, pero desordenada puede estarlo de tantas formas que se requiere un número de 60 cifras para expresarlo. El desorden es la esencia de nuestro libre albedrío, en la Física Clásica… no hablemos ya de principios de incertidumbre y gatos zombies.

EDPs

Hasta ahora hemos considerado ecuaciones diferenciales donde la incógnita depende de una única variable, respecto a la que realiza la derivación. Esto es algo bastante evidente cuando la ecuación diferencial describe un proceso que depende únicamente del tiempo, tal como sucede en los sistemas dinámicos. Este tipo de ecuaciones diferenciales con una sola variable independiente se llaman ecuaciones diferenciales ordinarias (EDOs). Naturalmente, el mundo es mucho más complejo. Por ejemplo, un proceso que dependa del tiempo y el espacio requerirá una ecuación con varias variables independientes respecto a las que se realizan derivaciones, necesariamente parciales. Por este motivo son llamadas ecuaciones en derivadas parciales (EDPs). Es una materia que aprecio bastante, ya que he estado impartiendo sus contenidos en una asignatura del Grado de Matemáticas (los apuntes son accesibles aquí). También hemos aludido a una cierta EDP en nuestro post Circunferencias y esferas.

Página de Mathematical Biology, J. D. Murray, Springer 2003.

Un aspecto interesante de las EDPs es, que a pesar de representar procesos continuos (por no decir derivables), son capaces de explicar fenómenos discretos o cuantificados. Las notas musicales se explican con ayuda de la ecuación de la cuerda vibrante. El hecho de que las variaciones de energía en un átomo estén cuantizadas se explica, por motivos análogos, a partir de la ecuación de Schrödinger, que rige la Mecánica Cuántica. Los llamados procesos de reacción-difusión encierran la clave de la aparición de patrones en Biología como las manchas de leopardos, cebras y jirafas. Esta compleja teoría de la Morfogénesis fue iniciada por Alan Turing, matemático conocido principalmente por su papel en el descifrado del código Enigma durante la Segunda Guerra Mundial, y que también sentó las bases de la Teoría de la Computación.

Editado 24/12/2024. He dedicado un post específico a las EDPs con motivo de haber dejado de impartir la asignatura correspondiente en el Grado de Matemáticas de la UMU.

Para acabar

Las ecuaciones diferenciales permiten, entre muchas aplicaciones, modelizar y estudiar la evolución sistemas y procesos que dependen continuamente del tiempo y, eventualmente, también del espacio. Lamentablemente, no se puede profundizar mucho más en este tema si no es a costa de un mayor despliegue matemático. Espero que la selección de temas que he presentado en este post despierte la curiosidad de los lectores.

Atapuerca en Ricla

Acabamos de regresar de Ricla, villa aragonesa, en lo que ha sido nuestro primer viaje familiar con el peque. El motivo, o mejor dicho, excusa, ha sido la celebración de las XIV Jornadas Aragonesas de Paleontología… ¿Qué pintamos nosotros allí? Esta edición ha sido muy especial porque durante ella se escenificado el traspaso de la dirección de las excavaciones de la Sierra de Atapuerca, por parte de Juan Luis Arsuaga, José María Bermúdez de Castro y Eudald Carbonell a un nuevo equipo… Insisto una vez más ¿Qué pintamos nosotros allí? Responderé esa pregunta más tarde, y su respuesta está relacionada con esta otra pregunta ¿Qué pinta el «triunvirato» de Atapuerca en Ricla?

Atapuerca

Atapuerca es, en primer lugar, un pequeño pueblo a unos 20 kilómetros de Burgos situado sobre el Camino de Santiago. La villa da nombre a la Sierra de Atapuerca, cuyas calizas están más agujereadas que un queso Emmental por procesos kársticos. Las cuevas originadas dieron cobijo a humanos prehistóricos y las profundas simas han servido de trampa para sus restos y sus útiles. El potencial paleontológico y arqueológico del subsuelo de Atapuerca quedó de manifiesto casualmente, como suele ocurrir en Ciencia, al abrirse una trinchera para el paso de un ferrocarril minero a caballo entre los siglos XIX y XX. Sin embargo, no se le prestó importancia y las excavaciones sistemáticas no comenzarían hasta 1978 de la mano de Emiliano Aguirre. Poco a poco, el topónimo Atapuerca fue adquiriendo connotaciones arqueológicas.

Crusafont, Bermudo Meléndez y Aguirre… trío de ases de la paleontología española del siglo XX.

Emiliano Aguirre se jubila en 1990 y deja la dirección de las excavaciones en manos de tres jóvenes investigadores que llevaban años involucrados en el proyecto. Nombrar un «triunvirato A-B-C» puede resultar extraño, pero si se mira bien tiene mucho sentido: un paleontólogo (Arsuaga), un antropólogo (Bermúdez de Castro) y un arqueólogo (Carbonell), que da idea de los distintos frentes disciplinares a abordar. Los yacimientos de Atapuerca contienen fósiles humanos de diferentes momentos abarcando un rango de 1.2 Ma, siendo notable la concentración en la llamada Sima de los Huesos, donde se han encontrado restos de al menos 28 individuos con una antigüedad de 430 Ka. El cráneo bautizado como «Miguelón» fue portada de Nature, suponiendo el lanzamiento mediático de Atapuerca.

El autor y su amigo Luis Chamizo con Juan Luis Arsuaga en una visita a Atapuerca en 2014.

Atapuerca se convierte, a partir de ese momento, en el lugar donde quieren ir a excavar en verano todos los estudiantes (de materias afines, obviamente). Arsuaga, especialmente él, se consagra como superestrella científica: más de una vez me he quedado sin ver una conferencia suya por completarse el aforo de la sala. Se vive un momento confuso en el que es difícil separar Ciencia de titulares sensacionalistas, pero Atapuerca es ahora un motor de desarrollo económico para la ciudad de Burgos y su provincia. Todos los gobernantes regionales querrían tener una Atapuerca en su comunidad.

El autor con Eudald Carbonell en una visita que hizo éste a Murcia en 2019.

Ricla

Dejamos Castilla y nos vamos a Aragón. Junto al río Jalón y en la provincia de Zaragoza se encuentra Ricla. Un pueblo tranquilo donde los teenagers todavía dicen buenos días cuando se cruzan a alguien. En su término municipal aflora un jurásico negro muy rico en fósiles, destacando los ammonites, nautilus y unos enormes bivalvos, aunque también han aparecido vertebrados. En Ricla se descubrió un arcaico cocodrilo, apellidado riclaensis por este motivo, que vivió hace 160 Ma. No puedo hablar mucho del otro patrimonio cultural de Ricla debido a las limitaciones impuestas por el viaje: tuvimos que alojarnos a cierta distancia del pueblo.

Iglesia de la Asunción de Ricla, con su esbelta torre de ladrillo mudéjar.

La riqueza paleontológica de Ricla no es algo que interese únicamente a profesionales de la ciencia. La Asociación Cultural Bajo Jalón acoge a numerosos aficionados a la Paleontología de la comarca. Es esta asociación la que organiza las Jornadas Aragonesas de Paleontología y publica los excelentes Cuadernos de Paleontología Aragonesa. También, hace unos años estuvo a cargo de la segunda Trobada de entidades de Ciencias de la Tierra.

Fabuloso ammonites del Jurásico de Ricla, en la exposición de las XIV Jornadas.

Ricla no tiene una gran capacidad hotelera. Cuando hicimos la reserva, tampoco quedaba nada disponible en La Almunia de Doña Godina, y casi media hora de coche desde Cariñena para hacer varias veces al día no resultaba nada atractivo. Nos quedamos en un hotel de área de servicio, cómodo pero desangelado. Los desayunos en la gasolinera aneja fueron acompañados de reguetón a todo volumen… te lo prometo, hice Shazam varias veces para saber si «cantaba» el mismo o iban cambiando. A la vuelta, escuchar el «Entre dos tierras» de los Héroes del Silencio mientras me tomaba un café en Teruel me resultó tan entrañable como cantar villancicos delante de una hoguera de encina.

Hotel 280… una habitación con vistas.

La explicación que faltaba

A Carmelo Moreno, cuando sólo tenía siete años, le contaron lo que era un fósil. Desde entonces su fascinación por esos testigos de la vida de eras pasadas no ha disminuido. Es uno de los fundadores de la Asociación Cultural Bajo Jalón y una persona muy apreciada en Ricla por su fuerte implicación en la vida cultural del pueblo. Podéis ver aquí abajo una entrevista que le realizaron durante la pandemia.

Entrevista a Carmelo Moreno para la Televisión Aragonesa.

Una de sus hijas, Davinia Moreno, estudió la Geología en la Universidad de Zaragoza y se doctoró en Geocronología, es decir la datación de estratos geológicos y los restos, arqueológicos o paleontológicos, que contienen. Sin duda, nacer y crecer entre fósiles tuvo bastante que ver con la vocación de Davinia. Ahora trabaja en el CENIEH, organismo vinculado a los yacimientos de Atapuerca. No es de extrañar la fuerte relación personal entre Carmelo, su familia y los directores de Atapuerca, que ha desembocado en la celebración en Ricla de «traspaso de poderes» en los yacimientos burgaleses.

Carmelo Moreno, esta vez sin máscara, con el autor, que desearía haber llevado una 🙂

¿Por qué estamos aquí? Porque no ocurre todos los días que la pasión por los fósiles de un aficionado a la Paleontología acabe provocando un evento científico, profesional y académico de magnitud nacional. No soy fan de Atapuerca, nunca he buscado fósiles en Ricla… pero tenía que estar aquí porque lo que ha conseguido Carmelo es impresionante. Una hazaña sólo comparable a que una asociación de coleccionistas de Molina de Aragón promueva un Geoparque de la UNESCO (Comarca de Molina y Alto Tajo), que le proporciona trabajo a un buen número de geólogos y atrae turismo culto a su comarca.

La sala con el aforo completo durante el cambio de dirección de los yacimientos de Atapuerca.

Las Jornadas

Tuvieron lugar del viernes 10 al domingo 12 de noviembre (de 2023, por si esto lo estás leyendo mucho después). La organización científica estuvo en manos de Davinia Moreno y su pareja, Mario Modesto, también empleado por el CENIEH. Mario hizo la tesis con José María Bermúdez de Castro, lo que añade otro vínculo más a los mencionados en la sección anterior. El programa completo puede verse aquí. Nosotros nos perdimos las sesiones del primer día que fue el que empleamos para viajar. Las actividades del sábado incluían una visita a varios yacimientos del Magdaleniense en Deza (Soria) y la comida de confraternización.

Visita a uno de los yacimientos prehistóricos de Deza.

En la tarde del sábado hablaron María Martinón y Marina Mosquera que son las que reemplazarán a José María Bermúdez de Castro y a Eudald Carbonell, respectivamente, en la dirección de Atapuerca. El elegido por Juan Luis Arsuaga como su sucesor, José Miguel Carretero, habló el viernes. Una de las preguntas de la audiencia a María Martinón apuntaba a la posibilidad de que la acumulación de la Sima de los Huesos fuera mera dinámica kárstica, que viene a ser, para que el profano lo entienda, como mentar la soga en casa del ahorcado… Tomó la palabra Eudald Carbonell, sentado entre el público, que tras defender la hipótesis del ritual funerario con algunos datos, vino a concluir que, en el fondo, da lo mismo 😕

Intervención de Carbonell sobre el origen de la acumulación de la Sima de los Huesos.

El programa del sábado se cerró con una mesa redonda sobre divulgación en Paleontología donde participó, entre otros, Pablo Antonio García Gil, murciano y compañero de Nautilus. El domingo, tras la última charla científica, se celebró una mesa redonda con los triunviratos, saliente y entrante, tras la cual se homenajeó a Arsuaga, Bermúdez de Castro y Carbonell. Durante toda la duración de las Jornadas fue posible visitar una interesante exposición titulada «Paleontología de las ideas», comisariada por Davinia Moreno y Mario Modesto, donde se exponían fósiles y libros, estos últimos de la colección personal de Mario. Muchos de estos libros, del siglo XIX, fueron hitos científicos de su momento. Entre otras curiosidades, se podía ver un volumen que perteneció a Stephen Jay Gould, o un manuscrito de Jean-Baptiste Lamarck.

Mario Modesto realiza la visita guiada a la exposición para Juan Luis Arsuaga.

Para concluir…

Cuando me preguntan sobre recoger fósiles digo, para empezar, que está prohibido… sin embargo, no puedo decir que esté mal. El empeño de nuestros gobernantes de confundir ley con moral convierte nuestro régimen político, de facto, en una teocracia. No voy a decir aquí cómo debería modificarse la legislación para dar cabida a los coleccionistas de fósiles sin dejar el patrimonio paleontológico expuesto (ya hay mucho escrito en este sentido). Simplemente, os dejaré una idea para la reflexión: si recoger fósiles hubiera estado prohibido hace 50 años tal como lo está ahora, no sólo no hubiéramos tenido Jornadas Aragonesas de Paleontología, tampoco hubiéramos tenido investigaciones en Atapuerca, porque las vocaciones necesarias para ello comienzan con un niño mirando al suelo.