Realmente, no estoy contento con el título para esta secuela de El Covid visto desde tres congresos. Me hubiera gustado llamarlo «Tres congresos más» o algo así, que sea sonoro, pero son cinco congresos en total y no atino a encajar el número en el título sin evocar una rima soez… Podría subir a siete si cuento unas breves apariciones por Elche y Alicante, pero ir un solo día y no pernoctar atenúa mi sensación de participación en los eventos. Tampoco post-Covid es un término acertado porque el Covid no se ha ido, pero tras el verano de 2021 no volvimos (no volvieron) a confinarnos, y eso ya es algo. En esta ocasión hablaré de los cinco congresos post-Covid en los que he participado (pernoctando) durante 2022. La idea no es contar mi vida, sino la actividad social de los matemáticos a través de distintos tipos de encuentros que tenemos.
Antes, acabamos con 2021
Tras el congreso de Bulgaria al que me referí en El Covid visto desde tres congresos, así como unos cuantos seminarios en mi facultad, a todos nos ha quedado claro que el sistema dual presencial/telemático es un desastre. Es imposible no tener problemas técnicos de conexión, y cuando todo va bien, no existe interacción alguna entre los asistentes físicos y los online. Aún así, estoy muy satisfecho por haber podido participar en algunos de los pocos que fueron posibles entre 2020 y 2021.
En julio de 2021 tuvo lugar mi oposición a cátedra. Con ello liberé una buena cantidad de estrés acumulado los meses anteriores. Ya en agosto, Tere y yo viajamos por el sur de Francia con el pasaporte Covid (veo que se me amontona el trabajo para la sección viajes turísticos del blog: Aix-en-Provence, Nueva York, Londres…). Hubo un pequeño repunte de la pandemia en septiembre y comenzamos el curso en la Universidad de Murcia con las mascarillas puestas. También durante este periodo llegaron las noticias de que algunos congresos programados en 2020 y prudentemente cancelados volvían a reactivarse para 2022, los congresos post-Covid.
Winter School in Abstract Analysis
La Winter School in Abstract Analysis se ha celebrado desde hace 50 años de manera casi ininterrumpida todos los inviernos en la República Checa. El formato es el siguiente: un sábado por la tarde un autobús recoge a los participantes en la puerta de la Facultad de Matemáticas y Física de la Universidad Carlos de Praga y los lleva a un hotel, o similar, donde pasan una semana hasta que el autobús los devuelve a Praga el mediodía del sábado siguiente. Desde el mismo domingo hasta el último sábado hay cursos y charlas y comunicaciones por la mañanas y tardes, excepto la tarde del miércoles que se reserva para una excursión por los nevados alrededores.
A pesar del intenso programa, el aislamiento de la ciudad y la despreocupación por las comidas, que se sirven a horas fijas, facilitan que uno pueda tener momentos de concentración y avanzar en el trabajo de investigación. Pero, al mismo tiempo, el roce continuo con los colegas, desde el desayuno hasta las últimas cervezas que sirven en el bar a medianoche, incentiva los trabajos de colaboración.
He asistido a muchas Winter Schools desde 1998, que se han celebrado en distintos lugares y hoteles. A lo largo de ese tiempo, la calidad y la abundancia de la comida ha ido en aumento. En mis primeras ediciones era conveniente aprovisionarse de embutido, pan, galletas y chocolate en Praga antes de tomar el autobús. Ahora intento elegir los platos más livianos dentro de las opciones que ofertan, pero a veces la traducción le juega a uno malas pasadas… Siempre está la nieve afuera para intentar quemar grasas.
En la edición de 2022, tras mi breve comunicación sobre funciones uniformemente convexas, tuve el honor de hacer un pequeño homenaje a la Winter School desde mis recuerdos y fotos, incluyendo como en 2007 nos quedamos sin electricidad (incluyendo agua caliente) un jueves, y nos fuimos de allí el sábado sin que hubiera vuelto; o también, como tuve que llegar por mis medios al perdido lugar de celebración de la Winter School tras quedar un fin de semana bloqueado en Frankfurt por un problema con el pasaporte (tiempos pre-Schengen).
Encuentro de la Red de Análisis Funcional
Un buen número de grupos de investigación cuya actividad se encuadra en el Análisis Funcional se reúne periódicamente para celebrar una Escuela-Taller (que lleva ahora el nombre de Bernardo Cascales) donde los estudiantes, trabajando en grupos, preparan temas que se expondrán durante el posterior Encuentro de la Red. El Encuentro, propiamente dicho, dura dos o tres días, pero los estudiantes de la Escuela-Taller y sus tutores pasan una semana entera. Las charlas «senior» tratan de ser representativas del trabajo de los grupos que integran la Red. También se hace una reunión para discutir, entre otras cosas, qué grupo se hace cargo del próximo encuentro o dónde se celebrará.
Este tipo de congresos nacionales sirve para mantener el contacto con colegas que, aunque no trabajan en exactamente en la misma rama del Análisis Funcional, eventualmente puede estar relacionado. Los resultados se ponen en contexto y se explican con detalle. Esto es muy importante por un motivo que voy a desvelar. Cada año hay algunos grupos que solicitan financiación (proyectos de investigación nacionales o autonómicos), y entre los que no lo hacen ese año se encuentran los expertos que tendrán que elaborar los informes anónimos pertinentes explicando si merece la pena financiar o no a los peticionarios para el trabajo que están haciendo. Así que si uno va a solicitar un proyecto, mejor que demuestre que su trabajo es interesante y profundo aprovechando el Encuentro de la Red. Además, los muchos estudiantes que participan pueden ver un muestrario de lo que se hace en otros lugares y quizás le sirva de orientación para elegir su futuro tema de investigación.
Justo cuando el Covid irrumpía en nuestras vidas tuvo lugar el Encuentro de la Red en La Laguna (Tenerife) en marzo de 2020, del que di cuenta en El Covid visto desde tres congresos. Como en la película clásica de Buñuel «El ángel exterminador» había que volver a la posición inicial para romper el maleficio. Así que en marzo de 2022 acudí encantado, de nuevo, a La Laguna para asistir al Encuentro de la Red. Por cierto, el año que viene no se celebrará en Canarias porque toca rotación entre grupos. Tras la clausura del congreso, aún quedaba una tarde libre para disfrutar de la isla, cosa que hice en compañía de mi colega Gustavo Garrigós que la conoce muy bien.
Encuentros de Análisis Real y Complejo
Normalmente la gente se refiere a este congreso periódico por el acrónimo EARCO. Al igual que el anterior, surge por iniciativa de varios grupos de Análisis Armónico y Complejo, Teoría de Operadores y Espacios de Funciones, que se van turnando en la organización, de manera que cada vez se hace en una localidad diferente. Dura entre dos y tres días. En el programa se da preferencia a los investigadores jóvenes, que suelen exponer los resultados obtenidos durante la realización de sus tesis doctorales.
He participado en varias ocasiones en los EARCOs. No recuerdo las fechas, pero sí los lugares: Cuenca, Gandía y, especialmente, Torremolinos. En esta ocasión, se celebró este mayo en Cartagena. Aprovecharé para comentar otro aspecto de los congresos científicos. Cuando uno empieza en este mundo de la investigación debes asistir a muchos congresos y guardar los certificados acreditativos, porque esa es una forma de hacer méritos. Más adelante, en el momento de consolidar la carrera científica, lo que se requiere para hacer méritos es que te inviten como ponente a los congresos. Para cerrar el ciclo y devolver a la comunidad científica parte de lo que has recibido, en algún momento debes ser el organizador de un congreso.
Dicho esto, la responsabilidad de la organización del EARCO 2022 recayó en en mi compañero y amigo Pedro Fernández, que además aprovechó la ocasión para homenajear a su mentor Fernando Cobos con motivo de su 60 aniversario. El otro protagonista del congreso fue el marco excepcional que proporciona la bimilenaria ciudad de Cartagena, a la que en algún momento tendré que dedicar un post.
Functional Analysis in Lille
Pasamos a otro tipo de congreso, el de homenaje, que puede ser en vida o póstumo, obviamente. Los homenajes en vida suelen hacerse coincidiendo con algún aniversario «redondo». Últimamente son frecuentes los del 60 cumpleaños, que están muy bien porque el homenajeado está todavía activo y disfruta las conferencias sobre temas relacionados con su trabajo, aparte de recibir el aprecio de los colegas. Luego, si el homenajeado es una figura fundamental de la Matemáticas, el congreso congrega a especialistas de primer orden y «leyendas vivientes» que no son fáciles de ver, en general. En efecto, muchos de ellos por cuestión de falta de tiempo o la edad apenas viajan y si lo hacen en esta ocasión es por la amistad con el homenajeado.
Gilles Godefroy tiene la enorme capacidad de convocatoria que acabamos de describir. Por eso el congreso en Lille celebrado en junio de este año fue uno de las más importantes acontecimientos de los últimos tiempos para los que trabajamos en espacios de Banach. Con el retraso provocado por la pandemia, esta reunión no coincidió con ningún aniversario «redondo» (salvo que el número 69 tenga alguna característica especial que se me escapa) . Gilles Godefroy, a quien he mencionado en algunos posts anteriores, es una persona a la que le tengo un gran aprecio: me ayudó mucho en mis comienzos con los espacios de Banach, me ha invitado a París en varias ocasiones y hasta forma parte de mi árbol genealógico.
Me permití el lujo de viajar en coche desde Murcia hasta Lille. Ya no hago las salvajadas de otros tiempos y planifico escalas para descansar. A la ida no hice ninguna parada interesante, aunque el paisaje me incitaba a ello. Fue a la vuelta que me detuve en Vailly-sur-Aisne para conocer el contexto de uno de los lugares destacables del Paleolítico inferior de Francia. Entré a una cantera de arenas fluviales, pero al ser día laborable estaban trabajando, por lo que no me quedé allí mucho tiempo. Entre las cosas de interés, recogí un fragmento de marcasita (sulfuro de hierro) en avanzado grado de alteración, que muestro en la foto. Al día siguiente paraba en San Juan de Plan, en pleno Pirineo oscense en busca de minerales de cobalto.
Progress in Functional Analysis
Asistir a un congreso fuera de tu universidad siempre implica viajar, en mayor o menor medida, lo que dota a la actividad científica de un valor cultural añadido. Si se hace a un sitio como Italia y en compañía de tu pareja, el valor cultural eclipsa al matemático. A finales de verano acudimos al último congreso de los reactivados tras la pandemia, en Lecce, la capital del «tacón» de Italia. Durante tres días, el apretado programa de conferencias obligaba a los asistentes a hacer «novillos» si querían ver la ciudad con luz del día.
Lecce es una ciudad mucho más monumental de lo que podría corresponderle por su tamaño. Su centro histórico, construido en piedra de color crema muy manoseada por el tiempo, invita a pasear buscando rincones y tomado nota de las trattorias para poder regresar después a cenar cuando caiga la noche. Lecce no está junto al mar pero lo tiene bastante cerca y gracias al panda que alquilamos en Bari pudimos acercarnos a la portuaria Otranto, donde disfrutamos de los frutti di mare en la playa. Entre Bari y Lecce, se encuentra Alberobello, un pueblo que parece sacado de un cuento.
Esta reunión de Lecce cierra todo lo que tenía previsto para este año. La tristeza de dejar los bellos parajes de la Puglia se transforma rápidamente en nostalgia a medida que el avión se va acercando a Alicante. Ahora hay que ocuparse de que el curso salga adelante, tanto con las clases como las tareas administrativas, y tratar de obtener nuevos resultados matemáticos con los que renovar el «repertorio» y así tener algo interesante que contar en los congresos de 2023.
Bonus track: una oposición en Pamplona
De haber sido sólo cuatro congresos post-Covid, este artículo se hubiera titulado «Cuatro congresos y una oposición» , que es más cinematográfico y porque la oposición a la que asistí en Pamplona la semana pasada fue un bonito broche a las actividades académicas viajeras de este año. Formé parte del tribunal encargado de acreditar la valía de mi colega Fernando Albiac para ser catedrático de la Universidad Pública de Navarra. Realmente, Fernando tenía tantos méritos que el trabajo del tribunal fue básicamente firmar unos cuantos papeles y festejar con él su ascenso.